jueves, 20 de abril de 2017

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Después de la frase, hubo un silencio que fue roto cuando la cabeza de Claudio dio de lleno contra el plato vacío, Sergio lo había tomado por la nuca en un movimiento tan violento como rápido. Todos empezaron a gritar, el padre se levantó pero no pudo impedir un segundo impacto de la cabeza, esta vez contra los restos del plato vacío, que ahora eran una mezcla de tuco seco y sangre fresca. Tomó a Sergio por la espalda, pero el hijo le llevaba bastante ventaja en cuanto a masa muscular, así que apenas lo pudo retener.
Claudio estaba consciente, pero la cabeza le estallaba, la nariz era una masa sin forma y respiraba entrecortado. Edith estaba paralizada, los chicos lloraban junto a la abuela. El cuñado se sumó a la puja por mantener a raya a Sergio, lo que aprovechó Claudio para tirar la silla para atrás e impactar contra las rodillas de su hermano, se incorporó casi de un salto y sin ver y su cabeza chocó violentamente contra la mandíbula de su hermano, que recibió el golpe de lleno. Silvia corrió a su cartera a marcar al 911 mientras le pedía a los hermanos que pararan, que la madre estaba con una mano en el pecho y no reaccionaba. Eso pareció haber hecho reaccionar a los hermanos, Sergio aflojó la fuerza y Claudio se acercó hacia donde estaba la madre, que parecía estar por desmayarse, cosa que hizo al instante.
La casa era todo gritos, Silvia intentaba darle aire a la madre con la revista del diario, Sergio estaba ahora abrazando a su abuela, contenidos mutuamente, mientras que Claudio luchaba contra su propia nariz, ahora cubierta por una servilleta para parar la hemorragia. La abuela soltó a Sergio y fue a contener a los nenes, que no paraban de llorar ni de entender qué era lo que estaba pasando.
La emergencia llegó rápido, pero no sabían a quién atender primero, pero Claudio pidió que vieran a su madre, que lo suyo no era nada. Los médicos la rodearon, vieron que el pulso estaba ahí, era débil pero estaba, así que había que trasladarla enseguida, por lo que el padre los siguió hasta la ambulancia. Sergio le preguntó a qué sanatorio iban y corrió para el auto. Su esposa le dijo que se quedaba a cuidar a los nenes, que ellos fueran con la madre, de vez en cuando tenía ese tipo de gestos. Los hermanos se miraron (bueno, Claudio hizo lo que pudo en su estado) y fue Silvia la que rompió el silencio
_Vamos en mi auto, maneja Roque pero vos (señalando a Claudio) vas adelante y vos (apuntando a Sergio) atrás conmigo, estamos?_ Y la hermana adoptó la postura que le conocían desde chica, la mediadora, la que sabía "acomodar en su góndola" a los otros dos, que ni siquiera esgrimieron una sola queja al respecto. Se subieron al auto y salieron rápidamente tratando de seguir a la ambulancia.
La abuela los vio salir por la puerta de calle sin cerrarla y quedó agarrada al marco. Se acercó Morena, la más chiquita de Silvia y se le prendió a la cintura.
_Va a estar todo bien, nona? Tengo mucho miedo
_No está mal tener miedo, chiquita._Le dijo y le dio un beso en el medio de la cabeza, mientras se dejaba invadir por el mismo miedo, o uno mayor, mientras veía a los autos perderse calle abajo.

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